Con una parsimonia casi
inquietante, Motril se deshace de la cultura y la abandona como si fuera un
objeto obsoleto e inservible. Los cofrades se muestran reacios a lo que
deberían de querer como a un hermano más: la cultura. Mientras crece agradablemente
el número de cofrades, parece que la intelectualidad ha tomado otra calle y
desciende hasta la oscuridad atontada que es la incultura e ignorancia.
La Escuela de Atenas. Rafael Sanzio, 1510-1512.
Y no será por falta de recursos.
La gran cantidad de medios de los que podrían servirse actualmente los
motrileños cofrades, quedan desvalidos. Hay que incitar a nuestros cofrades a
perseguir la intelectualidad. Creación de tertulias con sus respectivos
debates, programas de radio (que ya existen), revistas con un contenido aún más
cultural e histórico; charlas de información, formación y cultura… Son tantos y
tantos los medios, que incluso sorprende la quietud de los cofrades de Motril.
Venus anatómica. Anónimo, siglo XVIII (Alemania).
Aquí hay que tener en cuenta otro
factor: el espejismo. Palidece la busca de la cultura. Nos llenamos de modas y
datos prácticamente de carencia cultural la cabeza, que nos creamos una falsa
sensación de inteligencia. O una intelectualidad equivocada. Un ejemplo claro
son los cofrades vacilantes y “pedantes”. Un cofrade, al parecer, es más por
haber estado en más sitios, conocer un número indeterminado de marchas o salir
en una cantidad importante de cofradías. Eso no es conocimiento, y mucho menos
inteligencia.
Lección anatómica del Dr. Nicolaes Tulp. Rembrandt, 1632.
Me gustaría ver más gente
emprendedora en Motril. Un blog sobre Motril, una tertulia cofrade, una amplia
variedad de actos y medios para que nuestros cofrades absorban cultura. Pero
claro, el cofrade debe de poner de su parte y buscar aquello que tanto debería
de anhelar.