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jueves, 9 de julio de 2015

La verdad como bandera.

   La manipulación y falsedades han prevalecido (y prevalecerán) sobre la verdad en este extraño mundo que conformamos nosotros los cofrades. Si ya de por sí el hombre miente por naturaleza, por instino, en el mundo cofrade parece que es una norma autoimpuesta que cala en los huesos de todos. 

Virgen de Guadalupe, hermandad de las Aguas, Sevilla.

    Imágenes Sagradas que son transformadas, sustituidas... Todos hemos vivido una situación parecida (ya sea dentro o fuera de nuestra cofradía). Sin embargo, la verdad no aparecía y tampoco se la esperaba. Nos comentaban datos imprecisos, a veces un tanto irreales (¿restauraciones cada diez años, mal estado de tallas que apenas rozan el cuarto de siglo..?).

Ángeles, hermandad de los Negritos, Sevilla.

    Y esto no es culpa de las juntas de gobierno (que también). Parece ser que entre los cofrades, a parte de no contar la verdad, hacemos oídos sordos cuando la vemos venir desde lejos. Sí, nos autoengañamos. Quizás de manera involuntaria, o porque nos interesa. 

Dolores del Cerro, Sevilla.

     Al final, acaba surgiendo la hipocresía, la falsedad. Venimos con un pañuelo empañado de lágrimas por sustituciones o cambios de nuestros titulares cuando la gran mayoría (dentro de la minoría) votamos a favor de intervenciones, cambios o como quieran ustedes llamarlo. Hagamos las cosas con sentido, criterio, gusto, o incluso sin nada, pero llevemos la verdad como bandera.