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miércoles, 16 de octubre de 2013

La mala prensa del nazareno.

 La mala prensa del nazareno... El querer ser costalero, y si te he visto no me acuerdo. El penitente de cualquier cortejo procesional es el pilar básico de cualquier cortejo procesional, el que le da fluidez, que ilumina el camino de las imágenes... Y la devoción, las ganas, de ser nazareno, están cayendo en picado. Y ser un nazareno, es lo más honesto, más bonito que puedes hacer para arrepentirte de toda mala acción cometida a lo largo de ese esperado año, deseoso de que llegue aquel día en una Semana Santa, en mi caso, Martes y Viernes Santo. Está aumentando una ideología entre aquellos cofrades adolescentes, algunos inclusos ateos, que solo quieren salir de costalero para ir vacilando entre sus amistades, pensando que es muy duro. Y es duro, sí, pero ya me lo dijo mi padre, y reflexionando, le doy toda la razón. Ser nazareno es mucho más duro que un costalero pero, ¿por qué? 
 La Semana Santa del nazareno.
  
      Antes de ser un buen nazareno, hay que ser un buen hermano, y antes de eso, buena persona, pero no voy a entrar en dilemas morales y éticos, y hablaré un poco, del  buen hermano, que debería de serlo todos. Un buen hermano es aquel que asiste a la eucaristía ya sea de la sede canónica de tu hermandad o alguna parroquia cercana a la persona en si, aquel que paga estrictamente, las derramas y las cuotas de hermano (que es lo de menos), apoya a la hermandad en actos benéficos, realiza (si puede), donaciones de alimentos o ropa, visita a sus imágenes... Y un buen nazareno, un buen costalero, cualquiera persona que sienta devoción por "sus" tallas, debería de hacer básicamente lo anterior. Bueno, que me desvío, llega la cuaresma, y estamos todos los cofrades ansiosos de que llegue el Domingo de Ramos, para que de inicio la semana más maravillosa del año. Imaginemos que realizamos estación de penitencia el Martes Santo. En mi caso, yo subo el Lunes Santo a Granada. Volvemos a nuestro domicilio en cuestión, y descansamos, porque al día siguiente tenemos un día duro. Nos preparamos la túnica, y vamos a rezar unas cuantas oraciones por todos nuestros pecados, como cristianos que somos. Vamos en silencio, y por el camino más corto, a la sede de la cual empezará su recorrido en silencio. Esto es importante, porque el 90 % lo incumple, el ir ya con el antifaz y la túnica puesta y en silencio, que debería de ser desde que sale de su casa, hasta que vuelve una vez finalizada la estación de penitencia, al igual que en la ida, siempre con el hábito y el antifaz puesto. Y comienza la procesión de nuestra hermandad, y pueden ser 6 horas o 12, pero son igual de duras, ya que siempre nos encontramos de pie, la soledad, el silencio, y a la vez, la emoción, el no poder volver la vista atrás para observar nuestras imágenes, la tristeza de saber que hasta dentro de un año ( a veces menos, o más)... Son muchos los sentimientos que afloran en nuestro interior durante el transcurso de la estación de penitencia. Y por último, finaliza todo, y debemos de volver a nuestra casa de nuevo, con el hábito puesto, en silencio, y por el camino más corto. Esto es la estación de penitencia de un nazareno... ¿Y la del costalero?


    La Semana Santa del costalero.
 La otra cara de la moneda, la del costalero. "¡Yo he sido costalero, porque soy un hombre y más fuerte, y el nazareno no sufre!". Sí y no. Se sufre, sí, pero el nazareno por igual o incluso más. El costalero carga con varios kilos sobre su cuerpo sí, pero tiene sustitutos, un "aguaor" que le da agua cuando sea necesario, le dan de comer al finalizar, y eso un nazareno no lo tiene. Hacen cenas, que al parecer, (al menos en mi hermandad), solo son para los costaleros, al igual que más lujos, como las camisetas, o un costal con mayor calidad, le regalan obsequios, simbolizando su esfuerzo,¿y a un nazareno se lo dan? Ni mucho menos. Se está olvidando al nazareno, quedando en la sombra, y eso a mí no me gusta en absoluto, porque si ser costalero es bonito, nazareno por siempre lo será mucho más.

2 comentarios:

J. Carlos Medina dijo...

Efectivamente en la mayoría de los casos el nazareno es el gran olviddo. Creo que cofradías y hermandades deberían poner en valor, mas aún, la figura del penitente que sin duda es una parte importantísima en cualquier estación penitencial. Como siempre digo, los pasos pueden salir a ruedas pero un cortejo pierde su sentido si no van los penitentes para que hagan precisamente eso, estación de penitencia..

J. Carlos Medina dijo...

Algunas ya hemos tomado conciendia de ello.